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Mostrando las entradas de diciembre, 2022

CÓMO TRATAR CON GENTE QUE HABLA MAL DE TI

Nadie te puede detener si tú no se lo permites. Recuerda que con la gracia de Dios, todo se puede.  En el camino de la vida, hay mucha gente negativa, chismosa, mal intencionada, y sobretodo, envidiosa.  Si te detienes a tratar de convencer a gente así, lo único que vas a lograr es entrar en contiendas inútiles. El que piensa mal de ti, seguirá pensando mal de ti porque el problema no eres tú, es la persona; ese tipo de persona tarde o temprano tiene problemas con todo el mundo.  Si te preocupas por el que dirá la persona a quien le hablen mal de ti, también es una pérdida de tiempo. La persona que te quiere, no importa lo que le digan, te seguirá queriendo, y el que se dejó convencer, o vendrá a la verdad tarde o temprano por el mismo peso de la vida, o nunca te amo. 

No importa qué has hecho, Dios está contigo y lo demuestra

Una vez, los israelitas, en su rebeldía, le pidieron al profeta Samuel un rey para que los gobernara. NO querían ser menos que las demás naciones. Dios accedió a esta petición, pero los israelitas luego reconocieron que se habían alejado de Dios, y le solicitaron a Samuel que interceda por ellos ante Dios. Samuel les contestó lo siguiente, y es algo que se aplica a tu vida, no importa tu condición, pues también eres hijo de Dios y heredero de Sus promesas: “No tengan miedo. Aunque han hecho mal, no dejen de obedecer y amar a Dios; al contrario, sírvanle de buena gana y no adoren a esos ídolos huecos y vacíos que no pueden hacerles bien ni ayudarlos. Dios no los rechazará a ustedes, pues quedaría mal ante los otros pueblos. Además, él quiso que ustedes fueran suyos. Ustedes saben bien todo lo bueno que Dios ha hecho por ustedes. Por eso, obedézcanlo y sírvanle siempre de buena gana.” 1 Samuel 12: 18-24  “Torre fuerte es el nombre de Jehová; A él correrá el justo, y será levantado.” Prov

La perfecta paz que vence las preocupaciones

En estos días de turbulencia financiera y falta de trabajo, es muy fácil preocuparse. Jesús, nuestro amigo fiel, nos conoce mejor que nadie. Él conoce nuestra tendencia a impacientarnos por aquello que no podemos controlar. Por eso Él dijo (y te lo recuerdo en este día): “No vivan preocupados pensando qué van a comer, qué van a beber o qué ropa se van a poner. ¿Acaso la vida consiste sólo en comer? ¿Acaso el cuerpo sólo sirve para que lo vistan? Miren los pajaritos que vuelan por el aire. Ellos no siembran ni cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios, el Padre que está en el cielo, les da todo lo que necesitan. ¿Acaso no son ustedes más importantes que ellos? ¿Creen ustedes que por preocuparse vivirán un día más? Aprendan de las flores que están en el campo. Ellas no trabajan para hacerse sus vestidos. Sin embargo, les aseguro que ni el rey Salomón se vistió tan bien como ellas, aunque tuvo muchas riquezas. Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco t

Una religión sin Dios

Lo que la humanidad requiere ahora es una religión —¿unas religiones?— sin Dios, de esos cuya camiseta trae impresa una D mayúscula y se dedican a pedir adoración y plegarias, a vengarse, a discriminar contra pueblos y géneros, a exigir que la gente se prepare para un más allá que nadie ha demostrado que existe. Ya, pero ¿entonces por qué, señor columnista? Pues porque si algo han demostrado las religiones con el tiempo es su persistencia y efectividad. El cristianismo se llevó de calle al Imperio Romano y después impuso condiciones en Europa durante siglos; el Islam, nacido en el desierto, se regó por el mundo y llegó hasta la India; incluso la bastante minoritaria religión judía acompañó en la diáspora a la gente durante 2.000 años tras lo cual logró instalar de nuevo a Israel como potencia regional importante en el Medio Oriente. El marxismo, en su versión estalinista, se tomó a Rusia, el país más extenso del mundo. Luego se apoderó de China, el más poblado. Y así. Doy un salto a un