NO ES TARDE PARA LOGRAR TUS SUEÑOS

hoy dias despues de mi cumpleaños. He querido escribir lo siguiente:

Nunca es tarde para soñar. Dios nos ha dado a todos sueños y visiones en la vida. No importa tu edad, sexo, cultura o la etapa en que te encuentras en estos momentos. Dios te puede investir de capacidad, poder, autoridad, economía e inteligencia en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.

Entonces, ¿por qué vemos nuestros sueños como imposibles? ¿Por qué nos rendimos y creemos que ya se nos pasó el tiempo? La respuesta es muy sencilla, nosotros dejamos que las circunstancias de la vida y las opiniones de las personas nos paralicen mentalmente.

Te voy a compartir una breve enseñanza bíblica de como Dios trató con Ezequiel para que él dejará de ver lo imposible y comenzará a creerle al Señor.

Dios lo llevo a un valle de huesos secos. En otras palabras, el Señor llevo a Ezequiel a un lugar de muerte, de derrota, de final del camino. En ese lugar, ya no había visión, no habían sueños, al ojo humano, era un lugar depresivo.

Nuestro Padre Celestial hace que Ezequiel profetice, que hable, que declare palabras de bendición sobre lo que no tenia vida.

Ezequiel se atrevió a obedecer y moverse por fe:

―Huesos secos, escuchen el mensaje del Señor. Así dice el Señor Dios a estos huesos: «Voy a hacer que entre en ustedes aliento de vida para que tengan vida de nuevo».

Dios es un experto en el tema de la resurrección. Él es un experto en resucitar tus sueños, tus planes, los anhelos y alegrías de tu corazón.

Dios le dijo a Ezequiel:

―Profetiza al espíritu: Hijo de hombre, profetiza y dile al espíritu que así dice el Señor Dios: «Espíritu, ven de los cuatro puntos cardinales y sopla un aliento en estos cuerpos muertos para que vivan».

El peor impedimento para lograr nuestros sueños es que pensamos mucho cómo lo podremos hacer. Y es ahí donde necesitas activar tu fe en Dios. El aire no se ve, no sabemos si va o viene. De la misma forma es el Espíritu Santo, no lo podemos ver, no conocemos la forma exacta en que opera, pero sí sabemos que su poder es infinito y que nos ama más que cualquier otra persona en el mundo.

Háblale a tus sueños en el nombre de nuestro Señor Jesús. Tráelos a los pies de nuestro Padre Eterno. Pídele a Dios que te muestre por donde comenzar, y cree en fe que no es el final del camino, todavía hay vida, todavía nuestros sueños están vivos. Se empieza un paso a la vez, y siempre atentos al momento que el Espíritu sopla y se abre la oportunidad para el próximo paso.

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