TE COMPARTO UN SECRETO ESPIRITUAL

En este mensaje que te voy a compartir, es mi oración que hoy puedas aferrarte más de la mano de tu Señor. Que al terminar de leer, conozcas un gran secreto espiritual.

Yo no sé si tú tienes alguna preocupación grande en estos momentos. Pero sí te puedo decir que a pesar de cualquier circunstancia, la Biblia te promete que Dios está obrando en tu vida, "Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes" (Santiago 4:8a).

Una de las formas que el diablo busca alejarnos del Señor es lanzando dardos de fuego a nuestras mentes (Efesios 6:16). Estos dardos de fuego procuran llenarnos de preocupaciones.

El diablo no puede leer nuestros pensamientos porque él no es omnisciente. Pero sí puede tentarnos, tratar de enemistarnos con nuestros seres amados y buscar la forma de robarnos la paz.

"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar" (1 Pedro 5:8).

El lanzarnos dardos de fuego tiene dos objetivos principales:

1. Llenarnos de preocupaciones

2. Llenarnos de temores

Las preocupaciones y los temores hacen que nuestra fe disminuya. Al disminuir nuestra fe, comenzamos a tratar nosotros mismos de resolver los problemas. Y entre más tratamos de resolver nuestros problemas con nuestras fuerzas más nos complicamos la vida.

Pero el Señor te dice: acércate a mí y yo me acercaré a ti. Y ¿cómo te puedes acercar a Dios?

Este tipo de acercamiento no se refiere solo a ir más a la iglesia. Se refiere a crecer en fe.

Te explico este secreto espiritual.

Jesús siempre busca la forma de ayudarnos a crecer espiritualmente. Pero como en toda relación, una relación es de dos partes, no de un solo lado. Así que Él viene y nos llama, "toca a nuestra puerta". Entonces está de nosotros, darle espacio para que entre en nuestra vida, pero ahí no termina la relación.

Una vez que Jesús entra en nuestras vidas, Él espera que nosotros confiemos totalmente en su Poder y Deidad, que no solo sea nuestro Salvador pero también nuestro Señor.

Así que en lugar de Él estar en nuestra casa, nosotros pasamos a estar en SU CASA. Y el dueño de la casa es quién tiene la responsabilidad de cubrir todas las necesidades de esa casa.

"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo" (Apocalipsis 3:20).

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