Todo lo que necesitas, Dios ya lo ha provisto!


Dios, en Su infinita gracia, ya ha puesto en nuestras vidas todo lo necesario para enfrentar nuestras luchas y vivir una vida de rectitud. El apóstol Pedro lo dejó claro cuando dijo:

“Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud” (2 Pedro 1:3-4). Esto significa que, como creyentes, ya contamos con las herramientas para vencer nuestros deseos carnales y vivir conforme a la voluntad de Dios. No es algo que necesitamos buscar fuera de nosotros; Dios ya ha hecho el trabajo y ha depositado en nosotros el potencial para alcanzar una vida plena en Él.

Vivir en Su voluntad con todo lo que nos ha dado
El apóstol Pedro continúa explicando que debemos esforzarnos al máximo por responder a las promesas de Dios mediante la fe, añadiendo excelencia moral, conocimiento, control propio y perseverancia (2 Pedro 1:5-8). Esta progresión nos permite madurar y ser productivos en nuestro conocimiento de Jesucristo. De hecho, el llamado a dejar el pecado y hacer cambios radicales en nuestra vida es evidente en las palabras de Jesús cuando dice:
“Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo y tíralo” (Mateo 18:9).

Jesús no nos está pidiendo que mutilemos nuestro cuerpo, sino que tomemos decisiones firmes y radicales para apartarnos de aquello que nos hace caer. Dios ya nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir bajo Su voluntad; ahora nos toca a nosotros tomar las decisiones correctas, evitando los momentos y las situaciones que nos alejan de Él.

Cristo está contigo en cada paso
En nuestras luchas diarias, no estamos solos. Jesús, nuestro gran sumo sacerdote, entiende nuestras debilidades porque fue tentado en todo, aunque nunca pecó (Hebreos 4:15-16). Por lo tanto, podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia, sabiendo que Él nos ayudará cuando necesitemos misericordia.

Dios también nos llama a transformar nuestra vida presentándonos como sacrificios vivos y agradables a Él. En Romanos 12:1-2, se nos exhorta a no conformarnos con este mundo, sino a renovarnos a través de la mente para conocer la buena y perfecta voluntad de Dios.

Conclusión
Todo lo que necesitamos ya ha sido provisto por Dios. Ahora nos toca a nosotros esforzarnos por vivir en Su voluntad, tomando decisiones firmes y manteniendo nuestra fe en Cristo. Él está con nosotros, ayudándonos a superar nuestras debilidades y guiándonos hacia una vida de rectitud.

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