Cómo reconocer si una biblia es católica o protestante

 Biblia

La Biblia es el libro más vendido de todos los tiempos.

Las disparidades entre ambos textos provienen de cientos de años atrás.

Ni ‘El Libro Rojo de Mao’, ni el ‘Torah’, ni ‘El Corán’ han alcanzado tanta popularidad en el mundo como la Biblia. Considerado el libro más vendido de todos los tiempos, se ha posicionado como una recopilación de textos sagrados que dan cuenta de la relación de Dios con su pueblo por más de 4.000 años.

Desde historias y doctrinas hasta códigos y tradiciones, la Biblia ha orientado el actuar de los creyentes con base en la tradición judía (Antiguo Testamento) y el anuncio del Evangelio (Nuevo Testamento) por lo que serían decenas de siglos en los que la fe y las enseñanzas cristianas habrían inundado cada una de las vidas de los lectores.

Un estimado de entre cinco mil y siete mil volúmenes vendidos, de acuerdo con la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, es la cifra que le otorga a la Biblia el honorable título del libro más vendido, editado y publicado a lo largo y ancho del globo.

Con un cúmulo de éxitos a sus espaldas, ni siquiera el más sagrado texto de la religión cristiana ha podido hacer frente a las distintas versiones que han rodeado su creación en el año 750 a. C. En silencio, diversas traducciones han ido tomando fuerza hasta el punto de ser confundidas con la colección de libros canónicos originales. La biblia protestante no sería la excepción.

La fractura de la iglesia como única autoridad religiosa, el surgimiento de nuevos pensamientos y movimientos de creyentes, la persecución al protestantismo y la instauración de una nueva versión de la Biblia, que excluía siete de los 73 libros del texto original, fueron algunas de las repercusiones que trajo consigo la Reforma Protestante hace quinientos años.

La historia del cristianismo es también la historia de aquellos que tuvieron que enfrentarse a una iglesia católica en declive y a un panorama religioso azotado por las malas prácticas y los abusos de la religión. En medio de un contexto para nada prometedor, los protestantes realizaron una variación de la biblia cristiana que, a día de hoy, sigue dando de qué hablar entre los creyentes. La verdadera pregunta es: ¿cómo diferenciar entonces la biblia católica de una biblia protestante?

El nacimiento del antiguo y nuevo testamento

En el siglo tercero antes de Cristo, Alejandría vio nacer el primer esbozo del libro que se convertiría en la guía de millones de cristianos y judíos en todo el mundo. Fue precisamente un grupo de setenta sabios judíos el que, invitado por el rey Ptolomeo II a la ciudad egipcia del mediterráneo, fue llamado a aportar acerca de la historia del pueblo de Israel a la famosa biblioteca de Alejandría.

La memoria del pueblo de Israel tardó meses en materializarse. Desde Adán hasta Moisés, los libros proféticos y sapienciales, el grupo de judíos se encargó de poner por escrito todos y cada uno de los textos que conformarían la Biblia de los Setenta o Alejandrina.

No obstante, aunque su trabajo constituyó un precedente indispensable en la creación del libro original, no fue hasta unos años después que el escrito fue llenando sus páginas con las escrituras que hicieron posible la preservación de la vida y muerte de Jesús.

De los 73 libros que incluye el canon católico, 46 están conformados por el Antiguo Testamento y 27 hacen referencia al nuevo convenio que establece Dios con su pueblo, es decir, el Nuevo Testamento. Es justamente en este nuevo capítulo de la historia religiosa en el que se integran los Evangelios, así como los relatos de los primeros esfuerzos misionales de la Iglesia, cartas de los primeros discípulos (Pedro y Pablo) y el Apocalipsis, un final que promete el regreso del Señor en los últimos días.

Con la muerte de Jesús en la cruz, los doce discípulos que dedicaron su vida al servicio y a las enseñanzas del ‘salvador del mundo’ se vieron tentados, junto con otros fieles seguidores, a registrar sus experiencias. El resultado fue una amplia recopilación de escritos que comenzaron a circular entre las ramas de la Iglesia y que, tiempo después, generarían toda una ola de violencia y rechazo por parte del emperador romano Diocleciano en el año 303 d.C.


Aunque larga y aparentemente interminable, la Gran Persecución se dio finalizada por Constantino en el año 313 d.C. Atrás quedaban esos días en los que el cristianismo se erigía como el gran enemigo del Estado y por el contrario, se convertía en su más fuerte aliado.

Los acontecimientos que tuvieron lugar años después darían cuenta del nivel de poder político y económico que llegaría a tener la religión católica dentro del funcionamiento de las sociedades antiguas. Malas prácticas, abusos y exclusión serían tan solo algunas de las razones que llevarían a dar inicio a una de las grandes revoluciones religiosas de todos los tiempos.

La rebelión de los protestantes

Una reforma en la iglesia para volver a retomar las raíces de la fe cristiana era lo que alegaban Martín Lutero y Juan Calvino, quienes con ferviente convicción y una firme doctrina protestante desafiaron la autoridad del papado al afirmar que la Biblia debía ser la única autoridad religiosa. Ni la iglesia, ni los creyentes podían asumir un rol que solamente le competía al antiguo texto sagrado.

Fue finalmente en 1917 que Martín Lutero, uno de los líderes de la Reforma Protestante, tomó una radical decisión: separarse de la iglesia católica y formar una nueva institución en la que habrían numerosos y severos cambios. Como era de esperarse, la Biblia sería la principal de sus transformaciones.


La ruptura de la tradición cristiana fue una de las consignas de su rebelión en contra de la iglesia. Solamente bastó una reunión de los obispos de todo el mundo en la que fijaban el canon de las Escrituras en 46 libros para el A.T. y en 27 para el N.T, para que Lutero mostrara una vez más su inconformismo.

Esta vez determinó que el canon bíblico protestante solamente comprendería 39 libros del Antiguo Testamento, es decir, excluiría siete de las Escrituras originales. El Libro de Judas, el de Judit, el de la Sabiduría, junto con el Libro del Eclesiástico, el de Baruc y los Libros de Macabeos I y II fueron los elegidos para llevar a cabo esta controvertida labor.

Pese a que el contexto teológico e histórico es complejo, los cambios de los protestantes en la estructura bíblica no resultan muchas veces evidentes para los actuales creyentes, es por eso que se hace indispensable hablar acerca de estos dos textos unidos por la religión, pero separados por la iglesia.

¿En qué se diferencia la Biblia católica de la Biblia protestante?

La biblia católica tiene siempre una autorización por parte de un obispo

Fray Nelson Medina, sacerdote dominico colombiano conocido principalmente por sus redes sociales, fue el encargado de disipar las dudas respecto a este tema en entrevista con la agencia de noticias católica ‘Aci Prensa’.

“La biblia católica tiene siempre una autorización por parte de un obispo, que indica además el obispo de qué lugar es. Esa autorización se llama Imprimatur, ese es el primer signo”, indicó el clérigo colombiano.

Tal y como afirma Fray Medina, el ‘imprimatur’ representa la aprobación de un texto por parte de una autoridad eclesiástica local antes de su publicación. No obstante, como la biblia protestante nació en el marco de un alzamiento en contra de la iglesia católica, no cuenta con esta licencia oficial.

A esto se le suma que la estructura de la biblia protestante no resulta tan extensa como la de la biblia católica. En palabras de Medina, “las biblias católicas tienen abundantes notas que acompañan el texto y también introducción”. Es decir, que la biblia protestante no trae notas explicativas cuando se trata de verdaderas biblias para predicación y trae las notas explicativas en todos los casos cuando se tratan de biblias de estudio.


La biblia católica es mucho más extensa que la protestante.

“La biblia católica tiene 73 libros”, mientras que la biblia “protestante es incompleta y tiene solo 66”, agregó Medina. Esta práctica fue estandarizada entre los protestantes después de la decisión de 1825 tomada por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera en la que se establecía el canon católico que perdura hasta la actualidad.

Tras todos los impedimentos, las críticas y la persecución realizada a los católicos, la existencia de estos dos textos sagrados representa la libertad de culto de millones de ciudadanos en el mundo.

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