AMIGO DE. Ese ser supremo en el cual crees y confias.

Días atrás, hablando con una persona cercana, compartió que se sentía abrumada por un profundo malestar emocional que parecía no tener fin. En su desesperación, decidió encerrarse en su cuarto y llorar frente a la presencia de Dios. Después de un tiempo de desahogo sincero, salió de su habitación completamente renovada, como si esa carga hubiera desaparecido. Sentía una ligereza en el corazón, un alivio profundo porque había encontrado nuevas fuerzas en la presencia de su Creador. Este relato nos recuerda una verdad fundamental: cuando recurrimos a Dios en nuestras necesidades más apremiantes, Él suple todo lo que nos falta. Como nos enseña el Salmo 145:15, “Los ojos de todos esperan en Ti, y Tú les das su comida a su tiempo.” ¿En quién estás esperando? Es importante cuestionarnos dónde depositamos nuestra confianza en momentos difíciles. Este testimonio refleja una realidad compartida por muchas personas de diferentes religiones y creencias espirituales, quienes encuentran consuelo y

En un mundo lleno de caos y adversidades, encontrar paz puede parecer una tarea imposible. Sin embargo, para los que siguen a Cristo, la paz es un don que ya ha sido comprado a través del sacrificio de Jesús. Isaías 53:5 nos recuerda que el castigo que recayó sobre Jesús fue el precio de nuestra paz. Aunque podamos enfrentar pensamientos de temor, tristeza o culpa, las Escrituras nos ofrecen una guía para encontrar serenidad en medio de las tormentas. Isaías 26:3 nos muestra dos requisitos para alcanzar la paz: tener un carácter firme y confiar en Dios. ¿Confías en que Dios tiene el control, incluso si las cosas no salen como esperas? En Romanos 8:28, la Biblia nos asegura que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. Incluso cuando no entendemos por qué suceden las cosas, debemos confiar en que los caminos de Dios son más altos y perfectos que los nuestros (Isaías 55:8-9). La paz como fruto de la confianza La paz no proviene de entender todos los aspectos de nuestras circun

La vida cristiana abundante es un tema central en el Nuevo Testamento y se refiere a una existencia plena, donde la gracia de Dios y la fe juegan papeles fundamentales. En este blog exploraremos los principios clave que permiten a los creyentes vivir una vida abundante en Cristo y cómo estas enseñanzas pueden aplicarse de manera universal para aquellos que buscan un crecimiento espiritual y personal, sin importar su trasfondo religioso. La Gracia: El Punto de Partida Para vivir una vida abundante en Cristo, el primer paso es reconocer la gracia de Dios. Efesios 2:8-9 nos recuerda que la salvación no es algo que podemos ganar con nuestras obras, sino un regalo de Dios. Esta enseñanza nos invita a soltar el peso de tratar de "ganar" la aprobación divina y aceptar que la gracia es el punto de partida. Incluso si nos hemos alejado, como lo indica Salmos 34:18-20, Dios siempre está cerca para salvar a los que lo buscan. Esta idea de gracia divina no es exclusiva del cristianismo.

La Biblia ha sido venerada por siglos como un texto sagrado, pero diversas investigaciones y estudios comparativos han demostrado que muchas de sus historias y doctrinas tienen raíces en textos y religiones mucho más antiguas. Este blog explorará esas conexiones entre la Biblia y otros textos antiguos, mostrando cómo las similitudes sugieren influencias culturales y espirituales que trascienden el cristianismo. La Biblia y sus posibles influencias Es comúnmente aceptado que la Biblia es un libro original y divinamente inspirado, sin embargo, muchos de los relatos que contiene parecen haber sido "inspirados" por escritos más antiguos. Uno de los casos más emblemáticos es el de las escrituras zoroastristas, que datan de diez siglos antes de la creación de la Biblia. Estas escrituras cuentan la historia de cómo Ormuz creó el mundo y a los dos primeros humanos en seis días, descansando el séptimo, una similitud innegable con el relato bíblico de la creación de Adán y Eva. En el b