El Señor te dice: ¡Vuelve a buscarme!
En un mundo donde las responsabilidades y preocupaciones diarias nos absorben, es fácil olvidar buscar a Dios y su presencia en nuestras vidas. Sin embargo, la Biblia nos recuerda constantemente que al buscar al Señor, encontramos vida y propósito.
El profeta Amós nos transmite un poderoso mensaje de parte de Dios: “Así dice el Señor: Búsquenme y vivirán.” (Amós 5:4). Este llamado a la acción se repite en otros pasajes, como en el Salmo 105:4: “Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro.” Estas palabras nos animan a acercarnos a Dios, no solo en momentos de necesidad, sino como un hábito diario que fortalece nuestra relación con Él.
Dios observa a la humanidad con amor, esperando que lo busquemos. El Salmo 14:2 lo describe claramente: “Desde el cielo el Señor contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios.” Este versículo nos recuerda que la búsqueda de Dios es un acto de sensatez y sabiduría, y que Él está atento, esperando nuestro acercamiento.
La promesa de refugio y alegría está reservada para aquellos que buscan a Dios de todo corazón. “¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!” (1 Crónicas 16:11). Esta búsqueda no solo nos llena de su paz, sino que transforma nuestras preocupaciones en alabanzas y nuestra desesperación en esperanza: “Que se regocijen en el Señor los justos; que busquen refugio en él; ¡que lo alaben todos los de recto corazón!” (Salmos 64:10).
A menudo, nuestras mentes están ocupadas en lo que nos falta, en los problemas o las incertidumbres de la vida. Sin embargo, Jesús nos instruye en Mateo 6:33: “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.” No se trata solo de buscar respuestas o soluciones, sino de buscar a Dios mismo, quien es la fuente de todo lo que necesitamos.
La búsqueda de Dios es una promesa con resultado seguro. “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.” (Mateo 7:7). Incluso cuando sentimos que nuestra búsqueda es torpe o incierta, Dios nos asegura que no está lejos. En Hechos 17:26-28, se nos recuerda que “en él vivimos, nos movemos y existimos”. Dios se deja encontrar por aquellos que lo buscan sinceramente, incluso a tientas.
Dios anhela que lo busques y lo encuentres. No importa si no sabes por dónde empezar. Si hay un deseo genuino en tu corazón de conocerlo, Él se revelará a través de Su Palabra y su Espíritu. Empieza hoy con una sencilla oración: “Te necesito, Señor. Necesito tu presencia y más de ti en mi vida.”
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