Es Hora de Hablar la Palabra de Dios


Cuando escuchamos la Palabra de Dios, algo poderoso comienza a suceder en nuestro interior: nuestra fe crece, nuestra mente se renueva, y empezamos a ver la vida de una manera diferente. Pero la fe no solo se queda en el corazón o en nuestros pensamientos; tiene que ser hablada y puesta en acción. Jesús mismo nos enseñó que la fe no es solo creer, sino declarar con convicción lo que deseamos ver. En Marcos 11:22-23, Jesús nos anima: “Tened fe en Dios. De cierto os digo que cualquiera que diga a este monte: «Quítate y arrójate en el mar», y no duda en su corazón, sino que cree que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.”

Aquí, Jesús subraya el poder de hablar en fe, de declarar con confianza lo que queremos ver según la voluntad de Dios. No basta con creer en silencio; necesitamos expresar con nuestras palabras aquello en lo que creemos. Muchas veces, pensamos que con tener fe es suficiente, pero Jesús no dijo “cualquiera que creyere” sino “cualquiera que diga”. Nuestras palabras activan nuestra fe y hacen que lo que creemos cobre vida.

Imagina cómo sería si solo habláramos de lo que vemos actualmente en nuestra vida. Nos quedaríamos atrapados en la misma situación una y otra vez. Sin embargo, Dios nos da el ejemplo perfecto en la creación: cuando vio oscuridad, no habló de la oscuridad, sino que habló de la luz. “Sea la luz,” dijo, y la luz existió. Este acto de hablar lo que deseaba ver, y no lo que ya existía, es un recordatorio poderoso de cómo nuestras palabras pueden cambiar nuestra realidad cuando declaramos en fe la Palabra de Dios.

El apóstol Pablo comprendió profundamente esta verdad y compartió su experiencia en 2 Corintios 4:13: “Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: «Creí, por lo cual hablé», nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”. Pablo nos invita a poner en práctica este principio en nuestra vida cotidiana, recordándonos que hablar lo que creemos es una forma de demostrar nuestra fe y confianza en Dios.

A partir de hoy, te animo a que empieces a hablar la Palabra de Dios sobre tu vida. Si estás enfrentando dificultades, en lugar de hablar sobre el problema, comienza a declarar la solución y las promesas de Dios. La Biblia está llena de declaraciones de esperanza, sanidad, prosperidad, y paz que puedes adoptar y hacer tuyas. Declara, como el salmista en Salmos 119:32: “Quiero seguir la senda de tus mandamientos, porque tú le das libertad a mi corazón.” Haz de estas palabras tu propio camino de fe y adoración.

Entonces, es hora de que hables la Palabra de Dios, de que pongas en acción tu fe y permitas que tus palabras sean una extensión de tu adoración y compromiso con Dios. La montaña que enfrentas puede moverse, pero solo si le hablas con la certeza de que Dios te respalda y que Su poder obra en ti. Hoy, toma la decisión de hablar lo que Dios dice de ti y experimentarás cómo su Palabra cobra vida en cada área de tu vida.

Enlaces sugeridos para fortalecer tu fe y aprender más sobre el poder de la Palabra:

Únete a nuestra comunidad y fortalece tu fe junto a otros:

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Eres de gran valor para Dios

LA BIBLIA ES PLAGIO Esto no les va a gustar y se ofenderan conmigo.

Buscar a Dios: Más Allá de las Necesidades Cotidianas